Mejorar los índices de desarrollo humano así como la calidad de vida de los habitantes de un territorio a través de la práctica urbanística podría ser la esencia de lo que se llama "Urbanismo Social".
A menudo, columnistas, políticos o inversores inmobiliarios hacen uso de este término para poner en valor y publicitar actuaciones urbanísticas que poco o nada tienen que ver con lo social.
"Microcirugía urbana", "clúster de excelencia", "urbanismo social" y muchos otros, son todos ellos, términos acuñados, en su mayoría, por teóricos y profesionales del urbanismo, pero que hoy se utilizan, en ocasiones, de manera propagandística sin demasiado criterio.
Cuando la política urbanística va más allá de la ordenación del territorio y de la arquitectura, y situa a las personas en el centro del discurso de la ciudad, es entonces cuandos nos acercamos al "Urbanismo Social".
Ese urbanismo que se pone al servicio de las personas; ese urbanismo cívico que se basa en la transparencia y la participación ciudadana, ése es el "Urbanismo Social".
Se trata de un modelo de urbanismo sostenible, transparente y participativo que apuesta claramente por la vivienda protegida y la calidad de los espacios públicos.
Así pues, algunas de las actuaciones más rimbombantes de esta ciudad, poco tienen que ver con el "Urbanismo Social", por más que se repita de manera más o menos continuada todo lo contrario.
Ejemplo:
La Plaza Europa, es probablemente una de las nuevas centralidades del Área Metropolitana y contiene una arquitectura (todo es discutible) que en lineas generales, me parece de una calidad excelente. Sin embargo, no se puede olvidar que fuera de la coyuntura de los últimos años y de la burbuja inmobiliaria, su resultado habría sido completamente diferente. Gran cantidad de viviendas vacías, grandes promotoras en concurso de acreedores, una inmensidad de metros cuadrados de ofinas por ocupar y todo a precios exhorbitantes.
Tampoco hay que olvidar que, en su gestación, los procesos participativos fueron testimoniales o sencillamente inexistentes, y lo más importante; en ninguno de los dos ámbitos urbanísticos que conforman la Plaza Europa se cumplen los porcentajes mínimos de reserva de techo residencial para la construcción de vivienda pública.
Así pues, quizá sea un buen ejercicio de ordenación urbanística o de arquitectura (no lo dudo).
Quizá haya contribuido a mejorar la percepción exterior de la ciudad.
Quizá haya reportado ingresos a las arcas municipales que hayan contribuido a mejorar la situación económica de la ciudad.
Quizá todo ésto sea cierto..., pero no es "Urbanismo Social".
Quizá también necesitemos, en la ciudad, poner en marcha un auténtico "Urbanismo Social".
Porqué no empezar por apostar firmemente por la vivienda pública y obligar a los promotores a reservar un 50% (un 10% más de lo que establece la legislación catalana) del techo residencial de nueva creación para ese fin?
Bien dicho.
ResponderEliminarY por cierto, habría que garantizar que las viviendas sociales siempre revirtieran de nuevo a la administración pública para que pudiera reasignarlas a nuevos ciudadanos que las necesiten. Ya sé que eso provocaría la indignación de todos aquellos que esperan comprar un piso a precio de ganga, pero creo que es necesario decir que sería lo correcto. Por otro lado, esto evitaría que personas que no cumplen los requisitos recibieran a dedo una VPO que adquirían a precio de ganga, y años después pudieran revenderla a precio de libre mercado, con la consiguiente plusvalía. Es un caso hipotético, por supuesto.
Como ves, hoy he sido más breve.
De acuerdo contigo. Precisamente por eso pienso que la vivienda protegida debería ser de alquiler y no de compra.
ResponderEliminarDe ese modo se acabó el negoocio para los aprovechados...
Feliz Navidad.
La actual crisis economica debe servir para tomar nota y poner en practica medidas efectivas que eviten volver que nos han traido hasta esta situacion (como por ejemplo la especulacion, ya sea por parte de empresas como de particulares). Estas medidas se inician en un ejercicio de reflexion por parte de los responsables politicos de todos los ambitos con competencias en la materia. Sabiendo lo que ha fallado se pueden poner en marcha las acciones correctoras y garantizar un futuro urbanistico reforzado en lo social, justo y equitativo para todos.
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